Se lanzaron al mar desesperados, en busca de sus sueños. Muchos de ellos se ahogaron con el agua putrefacta y desaseada de la resignación, se atragantaron y se volvieron parte del estiércol del gran mar. Los sobrevivientes, los más astutos, no abrieron la boca y nadaron muy fuerte. Son demasiado pocos los que lograron atravesar el mar.
Aquí podemos ver a un hombre viejo que está llorando. Tenía 5 años cuando salió de su casa y siguió a los hombrecitos luminosos. Ahora sólo le quedan un par de horas de vida, pero ¡no! No sientan lástima por él, que si llora, es de felicidad.
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